Los venezolanos somos
rehenes. Un presidente autocrático, acompañado de una camarilla de
incondicionales, ha secuestrado el color rojo, la música llanera, el talante
amistoso, los ingresos petroleros, los símbolos patrios e incluso al prócer
José Antonio Páez.
Pero quizás lo que más
duele, es que hayan secuestrado la imagen del Libertador. Hemos llegado a
sentir una especie de malestar espiritual, cuando escuchamos hablar del
proyecto bolivariano, los países bolivarianos, la guardia nacional bolivariana
y la policía bolivariana, entre tantas otras desafortunadas menciones al
Libertador.
Es por ello que, entre los
muchos rescates que debemos emprender, camino a la reconstrucción de Venezuela,
tenemos que devolver a la figura de Simón Bolívar el lustre que siempre tuvo.
Si esa gran dama que es
Venezuela, pudiese escribir una nota al Libertador, lo haría de esta manera:
Amado
hijo:
Sé
que has sido vejado. Que han tergiversado tus palabras plenas de sabiduría,
para convertirlas en discursos cargados de odio. Estoy consciente que han
manipulado tu imagen, en beneficio de una persona que nunca podrá elevarse a tu
estatura de líder mundial. Han llegado a tener el atrevimiento de profanar tus
restos. Quiero que sepas que me siento avergonzada, indignada y dispuesta a
luchar para volver a colocarte en el sitial que mereces. Falta poco. No
desmayaré hasta lograr que tú, así como todos mis hijos se fundan en un abrazo
fraternal.
Te
amo con todo el corazón.
Venezuela
Quizás el Libertador, le
contestaría de la siguiente manera:
Amada
madre:
Para
el logro del triunfo, siempre ha sido indispensable pasar por la senda de los
sacrificios. Estoy confiado en que todo cambiará para bien y que eso ocurrirá pronto.
También
te amo con toda mi alma
Simón
Vamos por El Camino
correcto. Ya se aspira el aroma del cambio.
¡Viva Venezuela!
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