lunes, 1 de octubre de 2012

A los indecisos se les acabó el tiempo


Faltan pocos días para las elecciones que definirán el destino de Venezuela. Ya no existen razones para hacerse el desentendido. Se acabó el tiempo de deshojar la margarita.

Hay que tomar una decisión, porque no se trata de un juego entre Caracas y Magallanes. Se trata del porvenir tuyo, de tus hijos, de tus nietos.

El 7 de octubre es día de ir a votar. No es día para irse a la playa, para embarcarse en un crucero ni para quedarse en casa viendo una película.

La actitud de: ¿qué diferencia puede hacer mi voto?” no es admisible. Tu voto, sumado al de otros millones de venezolanos, hace la diferencia.

Pregúntate qué clase de vida anhelas para tu país. ¿La violencia, la inseguridad, el caos, el desempleo, la inflación, la entrega a países extranjeros, la división entre venezolanos, el abuso de poder, los cortes de luz y el racionamiento de agua?

¿Te conviene seguir con las calles, avenidas, autopistas deterioradas al máximo, con los puentes en precario y con esa permanente sensación de pérdida que no te deja sentirte plen@? ¿Votarás por quien te presenta un programa de gobierno donde su gran propuesta es alcanzar el equilibrio planetario y el rescate de la raza humana?

¿O acaso preferirás votar por el candidato que te presenta un programa de gobierno  muy específico, donde se detallan punto por punto las soluciones a a cada necesidad de todos venezolanos de todas las edades y todas las clases sociales, incluyendo los que viven en el exterior?

Sobre tus hombros descansa el futuro de Venezuela. No desperdicies la oportunidad. Dale tu voto al candidato que garantiza el progreso, no a alguien ha destruido el país y promete continuar destruyéndolo.

¡Hay un camino!

 Si eres neutral en situaciones de injusticia, has escogido el lado opresor. Arzobispo Desmond Tutu.

 

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