El proyecto de país
presentado el pasado 12 de junio por el candidato del continuismo, bajo el
pomposo título de “Propuesta del
candidato de la patria, Comandante Hugo Chávez para la gestión bolivariana socialista
2013-2019”, no puede ser más insulso ni desprovisto de contenido práctico.
En la misma, se establecen
cinco objetivos:
I.
Consolidar la independencia nacional.
II.
Continuar construyendo el socialismo. Obtener
la mayor suma de felicidad para el pueblo.
III.
Convertir a Venezuela en un país potencia.
IV.
Luchar para alcanzar un mundo multicéntrico y
pluripolar, que permita lograr el equilibrio del Universo y garantizar la paz
planetaria.
V.
Preservar la vida en el planeta y salvar a la
especie humana.
La propuesta de Chávez se
asemeja más al discurso de una candidata al certamen de Miss Universo que al
proyecto de alguien que lleva gobernando 14 años a casi 30 millones de
venezolanos.
Son harto conocidas las
maniobras de distracción del gobierno. Prometen alcanzar una independencia que
ya fue consolidada en 1821, en la Batalla de Carabobo. La verdadera gesta que
Venezuela necesita es independizarse de Cuba, Irán, China y Bielorrusia,
gobiernos a quienes el oficialismo les ha entregado el país en bandeja de plata.
La mayor felicidad del
pueblo venezolano sería que el gobierno solucionara los problemas de
inseguridad, racionamiento de energía eléctrica, inflación, calidad del agua,
educación, salud, así como carencias de todo tipo.
La parte alusiva al país
potencia, está claramente reflejada en la compra de tanques, aviones no
tripulados, misiles y rifles de asalto, que se hace a costa del dinero que con
tanta urgencia requieren los venezolanos para resolver sus necesidades más
básicas. Billones de dólares malbaratados en armas que no necesitamos.
Los puntos 4 y 5 de la
propuesta chavista lo que pretenden es echar humo en los ojos de los
venezolanos para cegarnos. Están enmarcados dentro de la cháchara insustancial que
utiliza Chávez en sus interminables alocuciones para adormecer los sentidos del
pueblo.
No nos llamemos a engaño, esta
propuesta parece insustancial pero en realidad se trata de boberías peligrosas.
Por fortuna, el pueblo venezolano así ha empezado a entenderlo. Se siente en
las calles, en los pueblos, las ciudades y las redes sociales.
Falta poco. Hay un camino.
Henrique presidente.
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